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Llevamos ya unos cuantos años en los que todo el mundo habla del PUE, y es obvio que mucha gente lo hace porque es una de las modas TI. Si, el mundo TI también se rige por modas, al menos en lo que al discurso se refiere, y fabricantes, integradores y usuarios adaptan sus productos a estas modas, aunque en muchos casos es una simple adaptación del lenguaje.

El PUE es una métrica y sólo una métrica. Digo esto porque mucha gente ha elevado el PUE a los altares, una especie de bálsamo de Fierabrás que se lo dábamos a nuestro CPD y le curábamos todos los males. En los últimos años, bastaba con ir al evento de turno y contar a los colegas que nuestro CPD tiene un PUE bajo parar refrendar que somos los más avanzados e innovadores del mundo mundial aunque el servicio se nos caiga tres veces por semana. He visto, por desgracia,  gente que contaba el PUE de su CPD sin haberlo medido y sin saber realmente qué es el PUE.

Pero como he dicho al inicio del párrafo anterior (hay que insistir tanto como sea necesario), el PUE es sólo una métrica, y debemos analizarla desde dos puntos de vista: el social y el técnico. Desde un punto de vista exclusivamente técnico no es una métrica muy útil (esto lo explicaré en otro artículo), pero desde el punto de vista social ha tenido una utilidad tremenda: ha servido para poner el problema de la Eficiencia Energética (así, con mayúsculas) sobre la mesa.

Pero el gran error conceptual que mucha gente ha cometido es hablar de Eficiencia Energética del DataCenter como un concepto aislado. No, no podemos hablar de Eficiencia Energética sin relacionarlo con Riesgo, Calidad de Servicio, Disponibilidad, Coste, etc. Es obvio que estos parámetros están relacionados entre sí y el quid de la cuestión es conseguir la máxima Calidad de Servicio con el menor Coste, la máxima Eficiencia, la máxima Disponibilidad, etc. Pero en esta ecuación ¿qué significan exactamente máxima y menor? Pues son términos que cada organización deberá determinar en función de su política, y que en muchos casos no son fáciles de determinar. Además, para saber si estamos cumpliendo con nuestros objetivos o no, debemos establecer las métricas adecuadas que relacionen estos aspectos y determinen nuestro grado de cumplimiento: por eso son necesarias métricas que relacionen aspectos tan dispares entre sí.

Una de las cosas que hice por la FCSCL es afiliarla al consorcio Green Grid (si no me equivoco fuimos la primera entidad española en ingresar, y actualmente sólo hay dos), y personalmente participé en algunos de los grupos de trabajo de definición de nuevas métricas. Para difundirlas, iré publicando en el blog una serie de artículos sobre las nuevas métricas, cómo son, para qué sirven y cómo se miden. Como el verano es una época ideal para leer un poquito y preparar proyectos de cara al nuevo curso, tendréis periódicamente una serie de artículos al respecto. En el próximo comenzaremos por el Performance Indicator